Productos financieros
Imagínate, un día llegas de la oficina pensando en el gran día que tuviste, con gran orgullo de tu trabajo piensas “¡Me merezco una cerveza!” Y te diriges al refrigerador, pero un olor extraño empieza a invadir tu nariz, mientras vas acercándote a tu cocina. Cuando abres el refrigerador, te das cuenta que está descompuesto y toda tu comida está echada a perder. Le hablas a tu técnico de confianza y te dice que no hay arreglo, así que necesitas urgentemente comprar uno nuevo.
Con gran pesar vas a tu tienda departamental favorita y Y das el “tarjetazo”, porque ya es final de quincena y ha sido un mes duro para tus finanzas. Sin embargo, una semana después, ves que ese mismo producto tiene un 40% de descuento. Suena terrible, ¿no crees? además, al ser un cargo no planeado puede generar problemas de sobreendeudamiento.
Te quedas pensando en lo bueno que sería que te devolvieran esa diferencia. Y a pesar de sonar como una historia demasiado buena para ser verdad, sí existen tarjetas que en ciertas circunstancias pueden devolverte ese dinero, se conoce como protección de precios.
Claro, no son todas las tarjetas y existen ciertas restricciones y en este artículo te explicaremos cómo funciona.
La protección de precios se puede entender como una especie de seguro que te ofrece tu tarjeta de crédito, la cual asegura que, si un artículo que adquiriste es ofertado a un precio menor que el de tu compra, se te regresa la diferencia.
Por lo regular este tipo de protecciones tienen sus características, por lo que es necesario tomar en cuenta los siguientes factores antes de adquirir una tarjeta de crédito con esta cobertura:
La protección de precios se considera un seguro ante la guerra de precios constante que existe en el mercado, ya que si adquirimos un producto seguramente nos parecerá injusto que una semana después de la compra veamos que éste tiene un precio menor.
Pero como cualquier seguro, es necesario conocer temas como la cobertura y los casos en cuáles podemos acceder a un reembolso y en cuáles no. Asimismo, por lo regular en este tipo de productos existen promociones que pueden resultar atractivas, pero ten cuidado, no hay que dejarnos llevar sólo por este factor, ya que principalmente se debe de priorizar nuestra capacidad de pago para saber si es viable adquirir una tarjeta con esta protección.
Las protecciones de precios tienen particularidades que hay que entender. Aquí describiremos qué tipo de coberturas ofrecen:
Si ves publicidad escrita o un aviso en Internet donde venga que el precio del producto que compraste ha bajado de precio, podrás hacer la petición de la diferencia. Para poder llevarlo a cabo, tendrás que comunicarte a servicio al cliente de tu tarjeta con la evidencia sobre la diferencia de precio en los próximos 30 o 60 días a tu compra según el tipo de tarjeta de crédito. Sin embargo, hay tarjetas que lo hacen de manera automática.
Incluyen los artículos nuevos, que hayan sido adquiridos en tiendas que no sean consideradas de subasta, tampoco aplica en el pago de servicios o si la diferencia de precio está vinculada a precios de envío por venta en Internet.
En resumen, tu lavadora, ropa, perfumes, libros, celulares y un sinfín de productos pueden aplicar siempre que sean nuevos y deberán ser la misma marca, modelo, año, nombre al que adquiriste.
Existen tarjetas Visa y Mastercard que tienen el beneficio de protección de precios en tarjetas de crédito. La característica principal es que son tarjetas platinum o de mayor exclusividad que una tarjeta de crédito básica y en su mayoría cobran una comisión anual por uso. Aunque no son muchas las que existen en el mercado, puedes acercarte con tu banco para poder encontrar una que aparte de éste, tenga otros beneficios acorde a tus necesidades.
La protección de precios puede resultar una ventaja ante la volatilidad en el valor de los productos que adquirimos, ya que, si hacemos una compra y poco tiempo después vemos que lo que adquirimos presenta un menor valor, pues obviamente esto nos servirá para poder compensar esa variación.
Es un hecho que nadie conoce el futuro ni cómo se fijarán los precios el día de mañana; sin embargo, este producto nos permite tener una seguridad de que el precio que pagamos por un producto es lo más justo posible, sin tener que lamentarnos por adquirirlo cuando veamos en un futuro que su valor es menor.
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